va con un collar de perro en la mano
cada día me espero a ver al perro
delante o detrás de él pero el perro
jamás aparece cerca del amo
llego a la conclusión de que no hay amo
y de que tal vez tampoco haya perro
tan solo quizás la fuerza y sustento
del collar en la temblorosa mano
y el vago recuerdo de una costumbre
que calme la honda soledad del hombre
mientras que con fuerza apriete y empuñe
la cuerda al collar sujeta que impone
su propia luz al final de un túnel
donde no hay perro ni amo que lo
nombre
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