arrastro la lengua ensangrentada
por el suelo hecha pedazos rueda
cual trapo que escapar no pudiera
en los brazos del viento atrapada
aterida la boca arrostrada
la voz hecha carne persevera
una vez más en su intento reta
al cuerpo y al rato fatigada
observa y cae en la cuenta rota
de dolor y cansancio se abate
trémula entre la gente solloza
o balbucea que en paz descansen
la voz y la mente que anhelosas
creyeron vencer y perpetuarse
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